jueves, 6 de septiembre de 2012

El tren blindado del ferrocarril Peñarroya-Puertollano

Tren blindado en el ferrocarril Peñarroya-Puertollano
Fuente: vehiculosblindadosdelaguerracivil.blogspot.com 


Hace un año hablamos de una epopeya relacionada con el tren blindado nº 8 en la línea ferrea Almorchón-Belmez, de la importancia relativa que tuvo este tipo de tecnología militar durante la Guerra Civil Española, sobre su utilización propagandística por parte de las autoridades republicanas así como el uso alternativo y tragicómico  que le dieron las tropas que montaban en él.

Pero la historia de los trenes blindados republicanos en el Guadiato no finaliza  en el ancho ibérico. La vía estrecha que surcaba nuestra comarca desde Fuente del Arco hasta Puertollano pasando por Peñarroya-Pueblonuevo también tuvo su tren blindado equivalente, aunque de menor fuste, como comprobarán más adelante.


Desde el mes de Octubre de 1936 muchas vías de comunicación que conectaban  el Valle del Guadiato con el Valle de los Pedroches y el Valle de La Serena respectivamente quedaron interrumpidas por los frentes de batalla. Éstos, con leves idas y venidas de varias decenas de kilómetros, permanecieron prácticamente inalterados hasta el final del conflicto. Entre las infraestructuras afectadas por la guerra, el ferrocarril Peñarroya-Puertollano tampoco fue la excepción.

En una guerra moderna de conquista, como lo fueron todas hasta la primera mitad del siglo XX, los mandos militares se afanaban por dominar, en primer lugar, las áreas industriales y mineras, por su indudable interés estratégico en el sostenimiento de de la capacidad bélica. En segundo lugar, el objetivo era control de las comunicaciones, donde destacamos puertos, aeropuertos y ferrocarriles, como soporte logístico fundamental desde el punto de vista táctico.

Tras el triunfo del golpe de Estado en la ciudad de Córdoba y tras el fracaso de la ofensiva llevada a cabo por el Ejército Republicano desde Alcolea y la sierra en Septiembre de 1936, los mandos militares franquistas fijaron rápidamente su atención nuestra comarca, dada la envergadura de sus recursos mineros, la existencia de una industria pesada y nudos de comunicación importantes como el eje ferroviario Peñarroya-Belmez. En seguida comenzaron a elaborar un plan para invadir el Norte del Córdoba, atacando el  Guadiato primero para virar posteriormente hacia  el Valle de los Pedroches.

Así las cosas, en el mes de Octubre de 1936 las tropas franquistas habían completado prácticamente la ocupación del noroeste de la provincia. Tras unos meses de estabilidad en los campos de batalla y reorganización de los ejércitos, en Marzo de 1937 el bando sublevado inicia una ofensiva general para tomar la comarca del los Pedroches, ofensiva que fue frenada en las puertas de la localidad de Pozoblanco un mes más tarde. Finalmente, los frentes quedaron fijados  con leves diferencias en los límites administrativos actuales entre ambas zonas. Y así permaneció hasta prácticamente en el final del conflicto.

En estas circuntancias, tras la ofensiva y contraofensiva posterior, la línea Peñarroya-Puertollano quedó muy afectada y literalmente partida en dos. El sector franquista abarcaba  desde Fuente del Arco hasta la estación de Cámaras Altas, en total 90 Km. de vía estrecha. Por su parte, el sector republicano cubría 140 km., desde San Quintín y Puertollano hasta la estación de Minas del Soldado.  La estación de Peñas Blancas quedó, por lo tanto, en lo que en el argot militar se denomina como tierra de nadie. 

 Estación de Peñas Blancas, en la actualidad

A partir de entonces, la línea o, mejor dicho, las líneas, fueron militarizadas. El servicio de transporte  de viajeros y mercancías comenzó a funcionar con normalidad, una normaliad únicamente interrumpida por los convoyes de tropas y de material bélico para los diversos frentes.

La idea de construir un tren blindado en esta línea se le atribuye a Joaquín Pérez Salas, legendario Teniente Coronel del Ejército Republicano y famoso tanto por su arrojo en el campo de batalla como por su capacidad en el uso táctico de la artillería de campaña. 


La mayor parte del material de tracción y rodante quedó en la parte republicana, entre Puertollano y Ciudad Real, producto de una oportuna retirada, mientras que el tramo franquista era deficitario en cabezas tractoras, razón por la cual decidieron traer material ferroviario de otras líneas como es el caso de los tranvías de Málaga.

Probablemente, la existencia de otros trenes blindados en líneas próximas, como el nº 8  de Almorchón-Belmez y un excesivo stock de locomotoras en la parte republicana de este ferrocarril influyeron decisivamente  en la construcción de un tren blindado de vía métrica.


La locomotora elegida para este fin fue la número 22 de la SMMP, máquina-ténder del tipo 140, fabricada en La Meuse, Francia, en 1927.

Según la descripción que reza en el libro "Los trenes blindados españoles" (Jacinto M. Arévalo Molina, editorial Trea) "a la locomotora se le añadió una gran cabina o garita en la parte delantera o traviesa, construida a base de gruesas chapas de hierro. En esta estructura se instalaron varias ametralladoras, tal vez dos o tres. Delante de la locomotora iba un vagón  plataforma con sacos terreros, formando una especie de nido de ametralladoras".

El tren blindado de vía estrecha tuvo su base en la estación de Pozoblanco y  su vida no fue tan azarosa  como la del  nº 8 en la  Almorchón-Belmez.  Del mismo modo, tampoco se ha  recogido que participara en ninguna acción militar de importancia durante el periodo 1938-1939Las fuentes militares consultadas demuestran que la zona por la que discurría la línea republicana se mantuvo relativamente "tranquila" hasta el final del conflicto. Por lo tanto, es de suponer que fuese utilizado en labores de vigilancia y, cómo no, con fines propagandísticos.

Aunque durante la trayectoria operativa de este tren se elaboró un proyecto más serio de blindaje del mismo, éste nunca llegó a ser desarrollado.


Al final de la guerra se procedió a desmontar el blindaje de la locomotora. La número 22 recuperó entonces las funciones para las que fue empleada, antes de la guerra. 

A diferencia del tren blindado nº 8, del que se conserva la máquina diesel en el Museo del ferrocarril de Madrid-Delicias,  no quedan restos de este "castillo ferroviario" de vía estrecha. La nº 22  fue finalmente desguazada en 1968, dos años antes del cierre de la línea.

Verdaderamente y dicho en nombre de la  humanidad, hubiese sido deseable que estos ingenios jamás hubiesen existido. No obstante, una vez asumida la inevitabilidad de los acontecimientos históricos, al menos si debemos hablar de ellos  como  un elemento de medida  más de la capacidad destructiva de las personas que pasaron por aquí hace más de 70 años e incluirlos en el estúpido e inútil bestiario  de acero que ha producido nuestra historia negra.  


Dedicamos esta entrada a la memoria de Don Gabriel Márquez Sepúlveda,  testigo directo de aquella barbarie y que nos desveló la verdadera historia del tren blindado nº 8 a su paso por el Guadiato. Descanse en paz.

Más información sobre los  trenes blindados en el Guadiato durante la Guerra Civil Española en  el blog de la Asociación La Maquinilla

viernes, 20 de abril de 2012

El "muro" del Guadiato








Tras la ofensiva sobre el Valle de los Pedroches iniciada por Quiepo de Llano a principios de Marzo de 1937 y el rápido contraataque efectuado por el Ejército Popular de la República un mes después, el ejército nacionalista decide reforzar sus posiciones en el Valle del Guadiato con el objetivo de defender la cuenca minera de Peñarroya y sus industrias, por un lado, y evitar molestias en la retaguardia del  cerco madrileño en caso de ruptura del frente en este punto.

De haber dispuesto de los medios materiales adecuados y efectivos humanos de refresco dicha constraofensiva hubiese puesto en serios apuros el fulgurante avance del Ejército franquista, amén de convertirse en el segundo golpe moral a favor de los republicanos, tras  haber frenado el avance sobre Madrid en Noviembre de 1936. Este hecho fue reconocido por los mandos nacionalistas. Tras esta experiencia iniciaron un deliberado plan de refuerzo del frente del Guadiato a nivel general,  bunkerizando puntos estratégicos, como este de Cámaras Altas.

Adaptándose a las caprichosas formas de la roca, en el  cerro protagonista de las fotografías podemos encontrar todo un abanico de construcciones militares, desde refugios antiaéreos,  nidos de ametralladora y  puestos de observación, amén de las sempiternas trincheras.   También un aljibe artificial en el que recoger  agua de lluvia, aspecto éste fundamental, no solo por cuestiones higiénicas sino en caso de asedio de la posición.

La aspereza de la zona serrana de Peñaladrones y Cámaras Altas, con escasos valles y angostos corredores entre montes disuadió a los mandos gubernamentales a la hora de tomar la iniciativa en este punto del frente. De hecho, desde Abril de 1937 hasta el final de la contienda,   este lugar permaneció bastante inactivo desde el punto de vista bélico. Tan solo tuvieron lugar escaramuzas, algún que otro intercambio de disparos de mortero y bombardeos del estratégico ferrocarril minero Peñarroya-Puertollano, interrumpido entre las estaciones de  Cámaras Altas y Minas del Soldado.

Durante la Batalla de Valsequillo o de Peñarroya, según se lean unas fuentes bibliográficas u otras, Vicente Rojo, el General más capacitado de cuantos contaba el Ejército Popular, previó ataques de diversión en esta zona, con el fin de restar fuerzas defensivas al eje Trapera-Sierra Patuda-El Médico, por donde se derramarían las fuerzas republicanas del 5 al 22 de Enero de 1939 en lo que sería el canto del cisne de la República.

jueves, 5 de abril de 2012

El Porvenir de la Industria. Frente nacionalista. Mayo de 1937








Tras la toma de gran parte de la cuenca minera de Peñarroya  en Octubre de 1936, la línea de frente, bastante difusa, quedó "fijada" en los alrededores del peñón de Peñarroya, Valsequillo y Peñaladrones. Tras un inviernos de escaramuzas, ataques y contraataques, el ejército nacionalista inició un avance general en las posiciones  del Guadiato en Marzo de 1937, con ánimo de conquistar Pozoblanco y Villanueva de Córdoba, dejando así el camino expedito para alcanzar, bien la cuenca minera de Almadén, o bien socorrer a las tropas crecadas del Santuario de la Virgen de la Cabeza.

El Comandante  Pérez Salas, famoso en el imaginario popular del Guadiato y Los Pedroches por su capacidad táctica como por su habilidad para utilizar la artillería, repelió las tropas de Queipo de Llano en las calles de la capital de Los Pedroches, e inició un fulgurante contraataque que obligó a las tropas franquistas a abandonar no  solo el territorio ocupado hasta el mes de Marzo sino aún más, dejando tras de sí importantes pérdidas materiales y humanas. 

En la retirada, el ejército franquista perdió las poblaciones de Valsequillo y La Granjuela, quedando establecida la línea de frente en las inmediaciones de El Porvenir de la Industria a finales del mes de Abril de 1937.

El búnker al que hacen referencia las fotografías es solo una parte  de la  línea defensiva creada en Mayo de 1937 para defender los importantes yacimientos carboníferos del Guadiato así como sus industrias transformadoras.

Éste, como algunos otros próximos a él, se encuentra ubicado en una depresión del terreno, frente al Cerro Mulva, en poder del Ejército Popular de la República hasta Septiembre de 1937.

Es muy probable que, en su época, fuese contruido bajo la copa de alguna encina, para evitar ser visto y posteriormente bombardeado por la aviación enemiga.

La calidad constructiva de esta posición denota, por un lado, el enorme interés estratégico del enclave y, por otro,  compensar la desventaja esratégica derivada de tener enfrente al enemigo a una mayor altitud.


jueves, 15 de marzo de 2012

Metralla de todos y para todos


A continuación vamos a analizar las armas de la forografía. Fueron encontradas en la finca "La Nava", en el término municipal de Los Blázquez:


Granada de mano francesa F-1 Mod. 1915:  arriba a la izquierda. Declarada reglamentaria por Francia en 1915, fue muy utilizada durante la primera Guerra mundial a partir de mayo de ese año y, con la espoleta Mod. 1935, se mantendrá en servicio durante muchos años. En 1938 llega a España comprada por los republicanos. Fuente: rojoyazul.nethttp://rojoyazul.net/
Granada de mano universal: por "universal" se conocía a toda granada que utilizaba el mecanismo inventado por el francés Bornstein, quien lo ofreció a su Ejército. No obstante, serían los polacos los primeros en utilizarlo, como espoleta "Modelo 31". En este sentido, las espoletas de este tipo, importadas o fabricadas durante la GCE, marcadas como "B-3" son de calidad inferior a las polacas, siendo menos estancas.

En cuanto a la granada defensiva "Universal", se trata de un modelo de producción republicana, copiado de un modelo belga del que heredaba la forma cilíndrica. Sus espoletas más comunes fueron la "Wz.31" polaca y la "B-3" pero también se montó con la espoleta Billant y, a medida que se acercaba el final de la contienda, con cualquier espoleta de la que se dispusiese. Fuente: http://rojoyazul.net/

Bomba aérea arrojada por un avión alemán Junkers 52: en el centro y a la derecha de la imagen. Conocido comúnmente como "pava", fue un avión de transporte aleman reconvertido en bombardero. Llegó a España para formar parte de la "Legión Cóndor", cuerpo que protagonizó entre otros bombardeos, el de Guernica. Desde el inicio hasta el fin de las hostilidades llegaron 63 aparatos.

martes, 6 de marzo de 2012

"La recompensa de nuestra busqueda"



























"El  1 de Septiembre (de 1937) la División 22, nacional, sufriría un fortísimo ataque en toda la línea comprendida entre la línea entre Granja de Torrehermosa y Peñarroya, perdiéndose varias posiciones en Sierra Tejonera, que se recuperaron antes de terminarse la jornada. La embestida se repetiría el día siguiente sobre Sierra Tejonera (...)

(...) pero el 20 volverían a sufrirse algunas pérdidas en Sierra Tejonera (...)

Indudablemente la zona comprendida entre Granja de Torrehermosa y Peñarroya era estimada por el Coronel Burillo como débil y conflictiva..."

Monografías de la Guerra de España nº 15. Servicio Histórico Militar. Editorial San Martín, 1981.

Desde que la capital del Alto Guadiato fue abandonada por las milicias republicanas en Octubre de 1936, la ocupación de Peñarroya-Pueblonuevo y su cuenca minera se convirtió en casi una obsesión por parte de sus mandos gubernamentales.

La Sierra Tejonera (en la foto) fue uno de los puntos más calientes del frente de Peñarroya. Ataques y contraataques se sucedían casi a diario desde principios de 1937 hasta prácticamente el final del conflicto. En algunos casos, el promontorio podía llegar a cambiar de manos varias veces en una misma jornada.

Las fotografías muestran los restos de un nido de ametralladoras inutilizado por el propio  ejército nacionalista al final de la Guerra.

En la Sierra Tejonera no quedan restos de fortificaciones y/o trincheras del ejército republicano, lo cual es algo lógico, si tenemos en cuenta que esta posición fue mantenida apenas por unas horas por estos últimos en diferentes ocasiones, un tiempo insuficiente para establecer una defensa planificada.

En cualquier caso, el hecho de que  el ejército popular de la República no pudiese tomar este objetivo no fue óbice para que pudiesen alcanzarlo por otros medios. El obús sin detonar de la fotografía, de 150 mm. probablemente fue lanzado por algún cañón Schneider o Perm de origen soviético ubicado detrás de las líneas republicanas, más allá de la Sierra Noria o La Granjuela.

domingo, 4 de marzo de 2012

Atalaya moderna en el peñón de Peñarroya










No existe unanimidad de criterios en lo referente al origen del puesto de observación ubicado junto  la cruz del Peñón de Peñarroya. La orientación, mirando al noroeste, es decir, hacia la línea de frente republicano, indica que probablemente fue contruido por el ejército nacionalista en fechas posteriores al 13 de Octubre de 1936, momento de la caída de Peñarroya-Pueblonuevo. Sin embargo, la pobreza de los materiales empleados en su contrucción, con una argamasa de roca, cemento y algo de ferralla podría significar todo lo contrario.

El ejército republicano acostumbraba a realizar pocas inversiones en el refuerzo de las líneas de las frentes secundarios como se pone de manifiesto en la humildad  de las fortificaciones gubernamentales en el Valle del Guadiato.

A lo largo de las próximas entradas iremos profundizando en la cantidad y calidad de estas peculiares baluartes.